Dolor de espalda lumbar y en la región cervical, desgaste o lesión en ligamentos de la rodilla, hombro doloroso y síndrome del túnel carpo, son las patologías que se atienden con mayor frecuencia.
En 2022, se otorgaron más de 8 millones de atenciones médicas en rehabilitación.
Avanza la recuperación de servicios por la atención de la pandemia de COVID-19.
En tres días, por el síndrome de Guillain-Barré, la señora Minerva dejó de mover brazos y piernas, fue declarada con cuadriplejia; con rehabilitación, camina de nuevo y está en franca recuperación.
El Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) cuenta con 189 Unidades y Servicios de Rehabilitación en todo el país, donde atiende las principales patologías que padecen los derechohabientes, con el objetivo de que recuperen su calidad de vida relacionada con la salud y reintegrarlos a sus actividades diarias a través de un enfoque preventivo, integral e inclusivo.
El doctor José Delgado García, jefe de Área Médica en la División de Unidades y Servicios de Rehabilitación, indicó que en el Primer Nivel de atención se cuenta con 51 Servicios de Rehabilitación; 116 Servicios y una Unidad en el Segundo Nivel, y 22 instalaciones en el Tercer Nivel.
Detalló que el Seguro Social tiene cuatro grandes Unidades, una en Nuevo León y tres en la Ciudad de México, que se dedican únicamente a brindar rehabilitación; además, la Unidad de Rehabilitación Centro “Colonia”, ubicada en la Alcaldía Cuauhtémoc, cuenta con 55 camas sensables para pacientes que requieren de hospitalización.
Resaltó que las principales patologías por las que la derechohabiencia es referida a los servicios de rehabilitación por su médico tratante incluyen dolor de espalda lumbar y en la región cervical; fracturas, desgaste o lesión en ligamentos así como esguince o torceduras en rodilla, hombro doloroso, parálisis facial y síndrome del túnel carpiano (que afecta la mano) así como parálisis facial.
El doctor Delgado García destacó que el Seguro Social cuenta con 504 médicos en rehabilitación, así como un total de mil 475 terapistas físicos, ocupacionales y fonoaudiólogos (de lenguaje).
Señaló que en años previos a la pandemia por COVID-19, durante 2018 y 2019 se realizaron más de 10 millones de sesiones de terapias; con la recuperación de servicios, en 2022 fue posible alcanzar más de ocho millones de terapias físicas, ocupacionales y de lenguaje, al tiempo de otorgar más de un millón de consultas.
Dijo que en enero y febrero de 2023, se han realizado más de un millón 600 mil terapias y brindado alrededor de 280 mil consultas, que también involucran el diagnóstico médico para problemas del sistema nervioso central, así como apoyo a pacientes que cursaron con la enfermedad COVID-19 y sufrieron dificultad para la marcha o que quedaron con debilidad y fatiga por el daño pulmonar y/o reposo prolongado entre varios factores.
El jefe de Área Médica del IMSS señaló que se trabaja en un enfoque de atención oportuna y temprana; “antiguamente se daba rehabilitación pensada como la última parte del proceso de atención médica, supeditada a que pasara el paciente a la parte preventiva, el tratamiento y al final llegara con nosotros, sin embargo, se ha identificado que el mayor impacto que tiene la rehabilitación es cuando se considera al paciente desde etapas iniciales”.
La noche del 24 de diciembre Minerva Cruz, de 49 años, comenzó a sentir pérdida de fuerza en su mano izquierda, horas más tarde en la derecha; al día siguiente adormecimiento en las plantas de los pies, “fui perdiendo más fuerza y movilidad en miembros superiores e inferiores, así continué hasta el tercer día, prácticamente fue pérdida total, solo podía mover el cuello y no sabía que estaba sucediendo”.
Al acudir al servicio médico fue diagnosticada con el síndrome de Guillain-Barré, el cual afecta el sistema nervioso, “los médicos me dijeron que era una enfermedad de la que yo podría recuperarme siempre y cuando llevara un proceso de rehabilitación”.
En febrero Minerva comenzó a recibir terapia ocupacional y física mediante electroterapia, movilizaciones, ejercicios y entrenamiento automatizado de la marcha; en un par de meses logró caminar de nuevo y continúa sus terapias para mejorar la funcionalidad de manos y pies.
“Después que solo podía mover el cuello, empezar poco a poco con movimientos, desde rodar, gatear y posteriormente intentar caminar, ha sido todo un proceso; cada movimiento que yo realizaba lo celebraba con gusto y se lo comunicaba a mi médico, le decía: ya puedo lavarme los dientes, ya puedo comer sola, y hacer las labores propias para uno es lo más importante”, enfatizó.
Dijo que hoy está de pie gracias al apoyo del personal del IMSS, a su familia y amigos, “además, es muy importante para la parte emocional y también pude acudir a la parte de Psicología”, enfatizó.
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