De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), el sarampión es una de las principales causas de muerte entre niños.
Es una enfermedad muy contagiosa, causada por un virus, que se puede adquirir en cualquier edad, incluso en la vida adulta si una persona no la padeció en la infancia. Se contagia a través de gotitas invisibles que salen de la nariz y boca de las personas enfermas, ya sea por contacto directo o a través del aire.
El primer síntoma típico es la aparición de fiebre, de por lo menos tres días, tos, nariz “moqueante” y conjuntivitis (ojos rojos). La fiebre puede alcanzar los 40°C y en pacientes con un sistema de defensa debilitado, puede desarrollarse neumonía.
No hay un tratamiento específico o terapia para el sarampión. La mayor parte de los pacientes con sarampión sin complicaciones se recuperarán con descanso, tratamiento de ayuda y para los pacientes graves el manejo se da de acuerdo a las complicaciones.
La mejor protección contra el sarampión para los niños, es la vacuna triple viral (que protege contra sarampión, rubéola y parotiditis); para adolescentes y adultos la doble viral (sarampión y rubéola), según el Programa Universal de Vacunación.
Si estás seguro de que ya padeciste sarampión durante tu infancia o adolescencia, no es necesario vacunarte.
Esta vacuna la puedes solicitar en tu clínica del IMSS, sólo presenta tu cartilla de vacunación. Es muy importante saber que, si estás embarazada, no debe aplicarse en el primer trimestre del embarazo.
Si padeces cáncer, VIH-SIDA, desnutrición o alguna enfermedad que debilite tu sistema inmune, debes consultar a tu médico previamente.